Saturday, July 12, 2008

Biblia y sangre.

El Génesis nos dice que todo lo que tiene movimiento y vida nos servirá de alimento, precepto que tiene su versión popular: Todo bicho que camina va a parar al asador. Pero el precepto continúa en el versículo siguiente agregando que no habéis de comer carne con sangre.

Claro está que el precepto del Antiguo Testamento sólo será respetado por aquellos que sean devotos bíblicos y será ignorado por los paganos de la antigüedad y por extensión los contemporáneos, no de hoy, sino aquellos que la iniciaron ateniéndonos a la clásica división
de los tiempos históricos que hace comenzar la edad contemporánea a fines del siglo XVIII.

Justamente en uno de los hitos que marcan el comienzo de la era contemporánea, la Revolución Francesa, hay un claro retorno al paganismo, no sólo ritual, sino mítico. El rechazo religioso, engendrado por el liberalismo burgués, cientificista e enciclopedista, encontró eco en la masa popular, los sans-culottes, descamisados revolucionarios, que el odio a la aristocracia lo extendieron al alto clero por aliados y sostenedores de la decadente monarquía.

Las injusticias y la miseria eran innegables, pero el efecto más directo eran las siniestras arengas de jacobinos como Marat, Dantón y Robespierre que ya un año antes de la época del terror (1793/94), en los primeros días de setiembre de 1792, indujeron a los más exaltados y enardecidos a producir horribles y crueles matanzas en iglesias a clérigos y nobles.

No fueron con el escenario del patíbulo y la guillotina, fueron efectuadas con machetes y sables a cientos de víctimas con rarísimas excepciones logradas en un prólogo previo a la ejecución, como ocurrió en el caso del director de los Inválidos (*).

La hija de este noble al momento de ser llevado al patio para ejecutarlo, llegó hasta él abriéndose paso entre los sables desnudos de los enjuiciadores y abrazó a su padre, de tal manera se infiltró que sorprendió a todos y logró un momento de desconcierto por su acción y sus gritos de clemencia, suficiente para que alguien piense en hacerle confirmar su entereza.

Se le presentó un recipiente con sangre de víctimas anteriores y se le propuso beber sangre de aristócrata. La joven la bebió y así salvó a su padre. La Biblia en esos momentos era un material del que todos se desprendían, por convicción o por seguridad se llevaba a las plazas donde se reunían y se quemaban públicamente. Pocos recordaban el precepto sobre la sangre.

(*) El Palacio de los Inválidos, hermoso e imponente edificio es hoy un museo militar. Fue construido durante el reinado de Luis XIV para albergar a los soldados heridos en las guerras.

Fin.
Bibliografía.
Biblia. Antiguo Testamento. Génesis. IX,3,4. Madrid, Ed. Alba, 2001. Parte I.
Thiers, M.A., “Revolución Francesa” Madrid, Mellado, 1845.
Selección y composición: Ernesto Del Gesso.

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Thursday, February 07, 2008

Lucía Miranda

Lucía Miranda es una conjunción de nombre y apellido de muy buena consonancia que hace agradable su mención y que ha sido muy vocalizado durante cierto tiempo por actores y en tertulias, amén de las veces que fue escrito. Hoy el tema que hace al nombre, sólo es conocido por historiadores, investigadores literarios y de teatro. Será grato recordarlo con ayuda de bibliografía de las tres disciplinas mencionadas.

Lucía Miranda es el personaje de una serie de obras para teatro del género tragedia y literatura en la Argentina, cuyo argumento esta basado en una supuesta historia. La seudo historia, no es más que una leyenda que surge como parte de crónicas y relatos de los acontecimientos ocurridos durante la época de conquista y colonización española en el Río de la Plata. Pero, paradójicamente la leyenda es muy histórica, tanto que su mismo relator es un personaje histórico. Se trata de Ruy Díaz de Guzmán, considerado el primer historiador de la región del Plata, que en esa época comprendía los ríos Uruguay, Paraná y Paraguay, cuyo eje operativo era Asunción del Paraguay.

Ruy (Rui o Ruiz) Díaz de Guzmán nació, vivió y murió en Asunción entre 1554 y1629. Su padre fue un español sobrino de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el segundo Adelantado del Río de la Plata, después de Pedro de Mendoza. Su madre, Úrsula, era una mestiza distinguida, hija de Martínez de Irala, el varias veces gobernador de Asunción, habida con una indígena, por lo que a nuestro hombre se le considera mestizo.

A Díaz de Guzmán bien podemos domiciliarlo en Asunción, pero en realidad durante casi toda su vida, recorrió prácticamente todas las regiones del Perú al Río de la Plata, y los viajes y estadías en muchos casos deben contarse por años, participando en conquistas, fundaciones y colonizaciones. Basándose en relatos, comentarios y experiencias propias, escribió una crónica histórica —a su modo de concebir la historia— desde los descubrimientos de los ríos llamados de la plata, creyendo que los llevarían a las fuentes de plata y oro, hasta la fundación de Santa Fe en 1573. (Corrido el lugar unas leguas hacia el sur, será la actual capital de la provincia de ese nombre en la República Argentina)

A pesar de todos los defectos, ya sean anacronismos o inclusión de versiones inverosímiles, tiene valor histórico. Sirvió como fuente que fue muy consultada por investigadores que a su vez fueron señalando sus muchas falencias. Algunas críticas son demoledoras, otras comprensivas. Su crónica la concluyó en Charcas (Hoy Sucre, Bolivia) en 1612 desde donde la envió a España para el duque de Medinasonia, noble del que fuera secretario su padre, a quien le dedicó sus “Anales del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata”. El trabajo no tiene título de tapa, sino que se toma el que indica en el prólogo. El manuscrito original se perdió a igual que otro ejemplar autógrafo depositado en el cabildo de Asunción.

Las versiones que se conocen son copias posiblemente efectuadas por jesuitas, que le asignaron el título de ”Argentina manuscrita” para diferenciarla del cercano poema “Argentina”, de Martín del Barco Centenera de 1602 ya que esta obra fue impresa en Lisboa. Centenera hace la primera mención al que será el nombre del país que describe su poema, pero el título de la crónica de Díaz de Guzmán como sabemos es apodado y no estuvo en la mente del autor.

El marco geográfico y la época histórica del tema ya han sido señalados en forma relativa. Puntualmente, el lugar y fecha de los hechos de la leyenda, se localizan en el fuerte “Sancti Spíritus” fundado por Sebastián Gaboto un 9 de junio de 1527 cerca de la desembocadura en el Paraná del río Coronda que incluye las aguas que a poca distancia, le vierte el Carcarañá. Sin embargo, en general, se lo ubica en la supuesta confluencia del Carcarañá con el Paraná (a unos 30 Kms. al norte de la actual ciudad de Rosario). Fue este fuerte el primer asentamiento español en la región , destruido e incendiado por los indios a fines de agosto de 1529. En ese contexto de tiempo, espacio y hechos surge la leyenda.

La crónica de Díaz de Guzmán no sólo difiere en fechas, sino que los personajes nunca existieron, pero para él fueron reales. Debe tenerse en cuenta que sus fuentes fueron orales y muchas proveniente de indígenas. Por otra parte, el nivel de racionalidad de los tripulantes y jefes conquistadores, y por ende la cultura que recibían los mancebos de la tierra, tenía mucho de resabios medievales. No olvidar que llegaron a “ver” amazonas y gigantes patagones influenciados por las novelas de caballería medieval, que justo por la fecha de esta crónica las ridiculizara Cervantes con su “Don Quijote de la Mancha”.

Existe abundante bibliografía sobre el tema por la variedad de versiones sobre el origen, la leyenda misma, análisis literarios y crítica a las representaciones teatrales que abrían la polémica. La leyenda es conocida como la de Lucía Miranda, pero el cacique Siripo pasará a ser personaje principal a través de la famosa obra teatral de Lavardén. Desde 1718 hasta 1864 se cuentan seis representaciones históricas documentadas en Buenos Aires y dos novelas de fines del siglo XIX y primer tercio del XX.

El escritor y poeta argentino Manuel José de Lavardén, autor de la famosa “Oda al Paraná” tomó la leyenda y la adaptó para guión de una obra teatral titulada “Siripo” que fue estrenada en los carnavales de 1789 en el “Teatro de la Ranchería”. El histórico teatro no tuvo suerte de continuidad. Se había inaugurado en 1783, se cree un 30 de noviembre (día instituido como del teatro argentino) y en 1792, un 15 de agosto, un cohete disparado desde una iglesia en celebración de una festividad religiosa (Asunción de la Sanísima virgen) cayó sobre el techo y lo incendió. Los restos del teatro fueron demolidos. Allí estaba el texto del libreto de “Siripo”.

El tema central original —al margen de la variedad de versiones— es el amor pasional del gran cacique de las tribus timbúes Mangoré y su hermano y sucesor Siripo, por una mujer española —Lucía Miranda— esposa del capitán Sebastián Hurtado de la dotación del fuerte que terminó en tragedia. La proposición de Mangoré fue rechazada por Lucía Miranda que huía de su asedio. Por el desaire el jefe indio propuso a su hermano Siripo la destrucción del fuerte alegando la ocupación y dominio de sus tierras. El fundamento hizo aceptar la idea y la trama con que se logró ejecutar con éxito la idea.

La trama era aprovechar la salida de españoles a explorar o buscar alimentos y entrar al fuerte ofreciéndolos como regalos. Así Mangoré ingresó y se quedó en el fuerte con un grupo de indios. Demás está relatar que por la noche asaltaron a los guardias y abrieron las puertas dando lugar al ingreso de los que con Siripo acechaban esperando el momento. La sorpresa permitió una matanza general de españoles, salvo que el ideado personaje a cargo del fuerte, enfrentó a Mangoré y lo mató antes de caer también él herido de muerte. Sólo se salvaron unos jóvenes perdonados y las cinco mujeres del fuerte, entre ellas Lucía Miranda, que Mangoré pensaba tomar por cautiva o esposa.

Pero desde ese momento será cautiva de Siripo, que al verla se enamoró también de ella. Hasta aquí podemos considerar lo sucedido como primera parte del drama. Sebastián Hurtado, el marido de Lucía Miranda era de los que habían salido a navegar y regresó a los pocos días, observó el desastre y se arriesgó a bajar a tierra para buscar el cadáver de su mujer, al no hallarlo se presentó a los indios y Siripo lo sentenció, pero Lucía Miranda, ahora esposa del cacique, le imploró el perdón, que le fue concedido.

Sebastián Hurtado para estar cerca de su mujer, pidió quedarse en la tribu y una mujer a cambio, que Siripo le concedió. Pasado un tiempo Lucía y Sebastián se encontraban y no tardó el cacique en enterarse por delación de otra esposa india. Siripo no pudo comprobarlo pero la duda por el engaño lo enardeció de ira. Ordenó a sus indios saetar contra un árbol a Sebastián Hurtado y a morir en la hoguera a la española. Creemos que aquí hay que bajar el telón a la leyenda de Lucía Miranda.
Fin.
Bibliografía:
Anderson Imbert, Enrique. “Historia de la literatura hispanoamericna” Méx., F.C.E. 1979.
Arrieta, Rafael Alberto. “Historia de la Literatura Argentina” T. 1 Bs.As., Peuser, 1958.
Boldori, Rosa. “La identidad cultural del Mercosur” Bs.As., Ciudad Argentina, 2002.
Castagnino, Raúl H. “A dos siglos del Teatro de la Ranchería” en “La Nación” 27/11/83.
Cosmelli Ibáñez, José Luis. “Historia cultural de los argentinos” Bs.As., Broquel, 1975.
Gianello, Leoncio. “Historia de Santa Fe” Bs.As., Plus Ultra, 1978.
Díaz de Guzmán, Ruy. “Anales....”. “Argentina manuscrita” en “Colección de obras y //documentos relativos a la historia antigua y moderna de las provincias del Río de la //Plata” Tomo I. Edición de 1836 por Pedro De Angelis. Bs.As., Plus Ultra, 1969.
Ordaz, Luis. “Breve historia del teatro argentino” T. 1. Bs.As., Eudeba, 1962.
Ortega, Miguel. “Lucía Miranda en Orígenes del Teatro Nacional” Bs.As. Fac. de Filosofía // y Letras . Instituto de Literatura (U.B.A.). 1923/1934.
Soler, Amadeo P. “Puerto Gaboto” Edición del autor. Rosario, mayo de 1980.
Wast, Hugo. (Martínez Subiría) “Lucía Miranda” Bs.As., Ed. H. Wast, 1929. (Novela)
Selección y composición: Ernesto Del Gesso. ernestodelgesso@hotmail.com

Friday, January 04, 2008

Amazonas, mito y toponimia americana.

Amazonas, mito y toponimia americana.
Mitología. California. El río Amazonas.

El mito de las amazonas tiene su origen muchos siglos antes de la era cristiana, quizás un milenio. Mantuvo su vigencia por toda la antigüedad, el medioevo y entró en los primeros años de la modernidad. Siendo el descubrimiento de América unos de los hitos de la coyuntura medieval-moderna tendrá su presencia en el nuevo continente.

Mitología.

Las muy variadas versiones de los mitos de las amazonas, en general tratan desde el origen del nombre, lugar de asentamiento (en todos los continentes conocidos en la antigüedad) , toponimia, hechos, batallas, reinas, etc. en las que pesa el problema de las traducciones e incluso el de las contradicciones. Por lo tanto, este trabajo toma las más clásicas fundamentada en la bibliografía que se cita al final de esta minuta sobre el tema.

El término amazona viene del griego a-mazón, sin pecho, porque la leyenda explica que estas mujeres se extirpaban un seno para mejor dominio del arco y la flecha. Vivían en poblaciones o tribus sólo de mujeres que se reunían periódicamente con hombres para procrear, criando sólo a las niñas. Los niños varones eran entregados a las tribus vecinas de las que provenían sus ocasionales parejas o los eliminaban según la versión más cruel.

La aparición en la historia de las amazonas es a través de la Ilíada, pero no en la versión original atribuida a Homero, sino como agregado posterior, ya sea por discípulos, en el caso de la existencia de este aedo, o bien como introducción tardía como uno más de los cantos épicos que componen esa especie de Biblia de la Grecia arcaica que, en parte, resultaron ser historia. Según aquella historiografía —que incluye mitos y leyendas— este pueblo se asentaba sobre las márgenes del río Termodonte en la región de Capadocia, situada en la costa sur del entonces Ponto Euxino, el actual Mar Negro.

La región se ubica en la península de Anatolia que hoy se conoce como Asia Menor, actual territorio de Turquía, que también tiene costa sobre el mar Egeo frente a Grecia. En este mar, las ruinas de isla y ciudades costeras colonizadas por griegos en la península asiática, se han encontrado murales con distintas representaciones de amazonas que demuestra la gran expansión del mito en sus diferentes versiones. De la antigua ciudad de Efeso en esa región, se dice que es toponimia de una reina. Aquella polis fue famosa por su templo a la diosa Artemisa a la que, entre otras divinidades, hay quienes la consideran también de las amazonas.

En la versión de la Ilíada, después de la destrucción de Troya, enfrentaron a los griegos pero fueron vencidas. Aquiles mató a su reina, Pentiselea. Lloró sobre su cadáver al verla tan joven y bella, y es más, de un golpe de puño mató al inoportuno guerrero aqueo Tersites por reírse de sus lágrimas.

Otra versión las relaciona con Heracles, el héroe mitológico griego que entre otras hazañas son famosos los doce trabajos. Uno de éstos —octavo, noveno o décimo según diferentes autores— fue el apoderarse del ceñidor o cinturón mágico de la reina amazónica Hipólita que lo había recibido de Ares, el dios de la guerra. A pesar de ello, fue vencida y muerta en la lucha. Heracles y Ares son Hércules y Marte, respectivamente para los romanos.

Heródoto, (484+425 a C), al que Cicerón (106+43 a C) llamó el padre de la historia, en su IV libro de “Los nueve libros de la historia” relata que tras la invasión al Ática, para rescatar a la reina Antíope, hermana de Hipólita raptada por Teseo, en una aventura en la tierra de éstas para emular a Heracles, al ser rechazada la invasión las hace llegar a la tierra de los escitas según veremos, porque aquí cabe aquí una digresión. Estas mujeres siempre fueron vencidas por los griegos, en la mitología de éstos, jamás aparecerían como vencedoras, son mitos creados por ellos y además por hombres.

El historiador griego explica que en su fuga se apoderaron de unos barcos que no sabían dirigir, y los vientos las llevaron a la tierra de los bárbaros escitas en la costa norte del Ponto Euxino. La versión de Heródoto tiene mucho de romántico. En efecto, si bien no lo señala específicamente, se deduce que desaparecen como pueblo de sólo mujeres, por cuanto se unen a un grupo de escitas que deben abandonar su tribu y formar un nuevo pueblo con ellas. De esta unión devendrían los sármatas que dieron nombre a la Sarmacia, región sobre el amplio golfo al norte del Ponto, que, encerrado por la península de Crimea, lo transforma en el Mar de Azov.

Estos y otros mitos relacionados con amazonas fueron llevados a la tragedia por Esquilo (525+456 a C), considerado el padre de la tragedia griega. En “Las Euménides” la última de la trilogía “La Orestíada” relata aquella invasión de amazonas al Ática para rescatar a la reina Antíope, raptada por Teseo, quien la hará su esposa, naciendo de esta unión, Hipólito.

Ya en tiempos modernos, el célebre dramaturgo francés Jean Baptiste Racine (1639+1699) en su drama Phèdre evoca a la reina amazona Antíope, y a su hijo Hipólito, que será víctima de argucias de Fedra. Aparte de las obras para tablas, de las amazonas se encontrarán, muchísimas representaciones escultóricas y pictóricas realizadas por artistas de todas las épocas. Además, hasta fines del medioevo y principios de los tiempos modernos, hay relatos de haber sido vistas en todos los continentes, pero... ninguno pudo ser confirmado. ¡Qué pena!.O ¡Que imaginación!

El mantenimiento del mito hasta los tiempos señalados, coincide con el descubrimiento de América y debe descartarse que el nuevo continente tenga sus amazonas. Se las supuso en regiones del norte, al oeste, sobre el Pacífico, en la península de California. En el sur, con tanto convencimiento, que los primeros exploradores del gran río brasileño que vuelca sus aguas al Atlántico lo bautizaron Amazonas. Hay más versiones, hasta Colón las cita. Pero aquí sólo nos ocuparemos de como se gestaron las toponimias amazónicas mencionadas.

California.

En las regiones americanas el mito aflora entre la historia del descubrimiento, conquista y colonización española. En el caso de California, no estará de más, para ubicarnos en lo que era la California original y las actuales, introducirnos también, someramente, en la historia ya de países americanos.

Fue Hernán Cortés quien en 1533, descubrió la península de California creyéndola una isla, pero en 1539 Francisco de Ulloa recorre el golfo y comprueba que en realidad era una península, con la característica de ser una lengua de tierra de 760 Kms. que se entiende paralela al mar y al continente formando entre ambos, un estrecho y también largo golfo en cuyo fondo desemboca el río Colorado que viene del llamado Gran Cañón del Colorado en el estado de Arizona de los Estados Unidos.

La península y tierras al norte nominadas California eran Territorio Interior del Virreinato de la Nueva España, con capital en Monterrey. México, lo heredó de España tras su independencia, aún cuando el hecho fue tardío en la zona. No llegaron hasta allí los intentos revolucionarios populares e indigenistas de los curas Hidalgo y Morelos. Sólo el de los criollos encabezado por Iturbide tuvo efecto en la zona.

Con el tiempo comenzó una nueva historia vinculada con la idiosincrasia y poderío de los vecinos del norte. México sólo tenían un dominio nominal sobre esta parte de su vasto territorio ocupado por indígenas y colonos norteamericanos. El problema empezó con Texas, donde los colonos norteamericanos se independizaron y propusieron incorporarse a los Estados Unidos. México no lo acepta y tras la guerra entre 1845 al 48 en intento de defender la posesión, termina perdiendo casi el 50% de su territorio original..

Las tierras perdidas del noroeste hasta el Pacífico son los actuales estados norteamericanos de Colorado, Nuevo México, Utah, Arizona, Nevada y California. De California, México conservó la península que recibirá el nombre de Baja California y el golfo. La región al norte de la península será la Alta California, que actualmente la ocupa el estado de California de los Estados Unidos.

Después de la extensión histórica geográfica para ubicarnos en la situación actual, volvamos al marco histórico original donde se plateó la fábula amazónica. El origen del nombre California estuvo siempre vinculado a ideas de países fantásticos y una de las primeras menciones sobre estos aparece nada menos que en la famosa Chanson de Roland, cantar de gesta que relata un hecho del siglo VIII en el paso pirenaico de Roncesvalle.

Allí Rolando, sobrino de Carlomagno, muere en la batalla y el emperador lo despide haciendo alusión a reinos y países que lo atacarán y concluye nombrando uno fantástico, Califerne, término que para algunos autores puede ser considerado como antecedente de California, por cuanto reaparece en el siglo XVI en una de la más famosas novelas de caballería española. Es en “Las Sergas de Esplandian” de Garci Rodríguez de Montalvo, o Garci Ordóñez de 1505, donde aparece California derivado del término Califerne.

El propio descubridor, Hernán Cortés y sus hombres, fueron los que expandieron la creencia que la supuesta isla era la ínsula de Espladián. Insula es un latinismo de isla, usado por Cervantes en su Quijote ridiculizando esta literatura. Además, agregaron que estaba habitada por un pueblo sólo de mujeres liderado por una reina llamada Calafia. No cabe duda de la influencia del mito de las amazonas en la toponimia de la región.

La California de las amazonas y riquezas fabulosas, es la Baja California cuando fue creída ínsula, pero la California que el mundo moderno conoce más, es el estado o estrella número 31 de los Estados Unidos. La capital del estado, Sacramento, es una ciudad surgida en la cercanía del lugar del hallazgo del oro, casi a la firma del tratado por el que pasó a territorio de USA. Pero, aparte de su capital está más representado por San Francisco, el Golden Gate, Berkely. Los Ángeles, con su Hollywwod, Beverly Hill, Disneylandia y el centro tecnológico de Silicon Vallery.

Pero también la naturaleza le da su impronta a la Alta California; por el valle central corre la Falla de San Andrés, la que originó los múltiples terremotos que han sucedido, pero también hay naturaleza benigna. Está encuadrada en parques nacionales como el de Yosemite o el de las Secuoyas, los gigantescos y milenarios árboles cuyos ejemplares representan la prodiga naturaleza de California. Por otra parte, no todo lo hispánico se ha borrado, quedan muchas estancias y templos de las misiones, entre otras, San Juan de Capistrano. También queda mucho por destacar de la California donde no había amazonas.

El Amazonas.

En Sudamérica las amazonas también tuvieron su hábitat en las márgenes del río que lleva su nombre. El Amazonas se conforma en la mayor cuenca fluvial del mundo, 7.000.000 de Kms². Las cabeceras del río parten de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y en Perú se produce el nacimiento directo. Hasta ahora es considerado con sus 6.400 Kms., el segundo río en longitud, después del Nilo con 200 Kms. más, pero nuevos estudios consideran que su naciente no sería el Marañón sino el Ucayali, con lo cual superaría al Nilo en 50 Kms.

En la parte alta recibe el nombre de Marañón, al entrar en Brasil lo llaman Solimoes hasta la confluencia con el Negro, donde se encuentra la famosa ciudad de Manaos y de allí toma el nombre de Amazonas. La desembocadura en el Atlántico forma un estuario de más de 200 kilómetros de ancho. La descarga del material que arrastra ha formado grandes islas y algunas por canales abiertos en la tierra firme como la de Marajó. La magnitud de la fuerza de la corriente dulce queda demostrada al penetrar en el mar donde llega casi a trescientos kilómetros mar adentro.

El haber recibido este río el nombre de aquellas damas, demuestra el impacto que produjo en los hombres que lucharon frente a ellas según veremos en las crónicas del descubrimiento. A igual que en el norte americano, en el sub continente del sur, el mito se encuadra en la historia de los descubrimientos. La expedición que descubrió el río tuvo su origen en las exploraciones que por tierras del Perú realizaba Gonzalo Pizarro, hermanastro del conquistador Francisco Pizarro, con la esperanza de encontrar nuevas fuentes de oro.

En un determinado momento Pizarro regresa al punto de partida que era Quito y continuará la exploración su teniente, Francisco de Orellana. Éste, siguió avanzando por los cursos de los ríos hacia aguas abajo. A medida que avanzaba se dio cuenta que el ancho y caudal de éstos lo llevarían a algo importante. Las corrientes lo lanzaron al que sería el Amazonas. Fueron ocho meses de navegación hasta llegar a la desembocadura en el Atlántico en agosto de 1541. Recaló en las islas del delta, ya conocidas por la navegación en el Atlántico, de allí fue a Cuba de donde partió para España a ofrecer al rey lo descubierto y pedir títulos y derechos. En una siguiente expedición a su río murió de fiebre tropical en 1544.

El cronista que viajaba en la expedición descubridora del río, que en los combates con los nativos, fue herido y perdió un ojo, fue Fray Gaspar de Carvajal. Sus relatos describen la permanente lucha en las márgenes del ancho río que no ofrecía lugar fácil para bajar por alimentos. En cualquier sitio elegido los habitantes costeros se mostraban belicosos, incluidas las mujeres que guerreaban a la par de los hombres.

He aquí un punto importante, del cual, a partir del mismo, es oportuno dar por terminado la permanencia de la creencia fabulosa de los pueblos sólo de mujeres guerreras. Justamente en el más grande homenaje —con el nombre del río— terminará la mística de las amazonas. El nombre dado a esas mujeres por su participación en la guerra, junto a sus hombres, fue acertado en la época por la vigencia del mito. Sin embargo, la actitud de aquellas amazonas, permanece vigente, porque hoy, sin considerarlas amazonas, las mujeres tienen plena participación en los ejércitos modernos.

Epílogo.

Los mitos, entre ellos el de las amazonas, han pasado a ser literatura de aventuras fantásticas para niños y niñas entrantes en la adolescencia. Pero el concepto de amazonas no se ha desprendido de las mujeres. En efecto, el término amazonas se identifica con la de jinetes femeninos. Esta denominación no mítica, es muy antigua, pero toma mayor vigencia en los últimos siglos en el campo social y deportivo, por el ejercicio de la equitación por parte de mujeres, actividad en la que ellas lucen su belleza y elegancia más habilidad y destreza en competencias hípicas.

Fin.
Bibliografía:

Heródoto. “Los nueve libros de la historia” Madrid, Perlao, Páez y Cia., 1909.
Esquilo. “La Orestiada” Barcelona, Planeta De Agostini, 1997.
Meunier, Mario. “Mitología Clásica: La Leyenda Dorada” Buenos Aires, ESE, 2005
Grimal, Pierre. “Diccionario de mitología Griega y Romana” Bs.As., Paidos, 2005.
Gaytan, Carlos. “Diccionario Mitológico” México, Diana, 1965.
Grant, Michael. “Historia de la Cultura Occidental” Madrid, Guadarrama, 1975
Hilton, Sylvia L. “La Alta California Española” Madrid, Mapfre, 1992.
Rubio Recio, J. M. “El amazonas” Madrid, Anaya, 1988.
Selección de documentos referentes al descubrimiento de América, Bs.As., Eudeba, 1964.
Sánchez, Luis Alberto. “Breve Historia de América” Bs.As, Losada, 1972
Séjourné, Laurette. “América Latina” Madrid, Siglo XXI, 1970.
Villalba y Rubio, Fernando. “Diccionario Geográfico Universal” Madrid, Del Aire, 1953.

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Tuesday, November 06, 2007

Florencio Sánchez y su Canillita.

El apelativo a los repartidores de diarios nació en Rosario, Argentina,
como título de una obra teatral de este autor estrenada en 1902.

Florencio Sánchez, nació en Montevideo en 1875 y desde su infancia, por diferentes circunstancias, vivió en varios pueblos y ciudades. En la juventud y temprana adultez, su vida continuó con la característica de tener un breve tiempo de residencia en los distintos lugares en que se instalaba. Además, los años en los que las personas se asientan en forma generalmente definitiva, no llegó a vivirlos. Murió a los treinta y cinco años en Milán, Italia, un 7 de noviembre de 1910.

Pocos años antes de morir, había hecho su aporte a la esencia del teatro nacional moderno con el realismo de sus costumbres. Su vida en nuestra ciudad transcurrió en dos momentos que no sumaron más de un par de años, pero suficientes para dejar su impronta de periodista, dramaturgo, posición política y protesta. Además, bautizó con un nombre, que pasó a ser fraternal para la gran familia de trabajadores en la común tarea de repartir y vender los diarios: Canillita.

Florencio Sánchez llegó por primera vez a Rosario en 1898, según se comenta, con lo puesto, para trabajar como secretario de redacción en el diario “La República” que por entonces dirigía el Dr. Lisandro de la Torre. Vino recomendado por un amigo del que sería el fiscal de la república, que conocía a Sánchez y lo tenía por valiente periodista. Florencio lo era y lo demostrará en Rosario, ciudad también portuaria, que se iba poblando de inmigrantes y le brindaba mucho de lo que su vida pretendía. Aprovechó, los cafés del día y cafetines de la noche para encontrar con quien hablar de anarquismo.

Pero tanto los cafetines de la noche como el anarquismo acarreaban problemas que no le preocupaban a Sánchez, pero no quiso comprometer a terceros y se vio en la necesidad de enviar la renuncia a Lisandro de la Torre. Éste, según cita el biógrafo de Sánchez, Julio Imbert, comentó a un amigo la causa de la renuncia de su redactor de “sueltos”, a quien había tomado aprecio. En la misiva decía “era un bohemio incapaz de someterse a ninguna disciplina de trabajo” pero destacaba la calidad de sus artículos.

Partió para Buenos Aires donde trabajará en varios diarios. Cruzará a Montevideo y reaparecerá en Rosario por 1902 para trabajar nuevamente en “La República”, que ya no pertenecía a De la Torre. Su amistad con un periodista italiano que enviaba artículos a su tierra natal, no muy favorables para la Argentina en el conflicto de esa época con Chile, más su consabida participación en los embriones de sindicatos gestados en la Casa del Pueblo, por entonces ámbito anarquista, lo pusieron en la mira de sospecha y alguna vez acompañó al calabozo a los participantes de asambleas allanada por la policía.

El nuevo propietario de “La República” mantenía una fuerte polémica con el oficialismo del momento y tenía en Sánchez al hombre combativo que necesitaba, por lo que lo llevó a la dirección del diario, pero no lo conocía totalmente. Lo conoció cuando su personal se declaró en huelga por negación de aumento de sueldos y encontró a su director apoyando a los huelguistas. Así terminó Florencio Sánchez su múltiple actuación en el diario “La República” del que fue cronista, director y huelguista.

Pero Sánchez aparte de periodista también era dramaturgo, aún cuando esa virtud no le había sido descubierta plenamente. Y, mientras, como algún autor señala, que el café con leche salvaba la situación hasta el lanzamiento de “La Época”, nuevo diario que tuvo corta duración, escribió un sainete de costumbres rosarinas que tituló “La gente honesta” y firmó con el seudónimo de Luciano Stein. La obra la tomó Enrique Gil, director de una compañía para representarla en el “Nuevo Politeama” a partir del 26 de junio de 1902.

Pero trascendieron versiones del sainete con representación, no muy gratificante, de gente destacada de la sociedad, que creó preocupaciones que tuvieron su efecto. La policía clausuró el teatro dos horas antes del estreno de “La gente honesta”. con mucho público en el hall comprando la edición especial de la “La Época” con el texto completo del sainete porque también se había filtrado la orden de clausura. La censura intentaba justificarse señalando que era para evitar que, con su lenguaje, se ofendiesen las buenas costumbres y el decoro con alusiones personales.

Entre los que protestaban en el hall del teatro estaba el mismo Sánchez, que con parte del público frustrado, salieron a gritar su descontento por las calles. La policía produjo detenciones que incluyeron a Florencio siendo liberados luego del sumario. Como comentario a la obra debe señalarse que lo más crítico era un desvío que algunos caballeros hacían en el camino a la confitería instalada en la “montañita”, la elevación del Parque Independencia, construida con la tierra extraída para el lecho del lago.

El conocimiento del contenido del sainete había asegurado buena taquilla para la obra y la prohibición, como siempre ocurre, hizo popular a Sánchez. Todo esto lo motivó para intentar ocupar un nuevo escenario. Hurgó en su mente y sus papeles y entre estos últimos apareció “Ladrones” una de sus primeras obras cortas que había escrito para los artistas del Centro Internacional de Estudios Sociales de Montevideo de orientación anarquista. La mejoró artísticamente, la adecuó al ámbito rosarino y agregó un personaje tomado de la vida real, uno de los vendedores de diarios, casi un niño, flacucho de largas piernas que él llamaba Canillita.

“Canillita” se estrenó el 1ro. de octubre de 1902 en el teatro “La Comedia” por la compañía española de zarzuelas de Enrique Lloret. El papel de Canillita lo protagonizó una mujer, Julia Iñiguez, llamada la tiple Iñiguez, por su característica de poseer la más aguda del tipo de voces humanas (propio de las mujeres). La música de fondo estuvo a cargo de un compatriota de Sánchez, Cayetano Silva, que años después compondría la “Marcha de San Lorenzo”. “Canillita” fue un éxito. A pesar de cierta aprensión de “La Capital” por el autor, a quien no había mencionado en oportunidad de “La gente honesta” elogia la obra y a la compañía. Además, menciona la autoría de Florencio Sánchez a pesar de ser presentada con el seudónimo de Luciano Stein.

El término canillita quedó incorporado al lenguaje cotidiano de Rosario, extendiéndose a Buenos Aires, al país y a otros de América, y a la lengua española como argentinismo en los diccionarios. Al poco tiempo del estreno, Sánchez abandona Rosario para siempre. Sin embargo, pudo no ser no una ciudad de paso, porque en una de las muchas cartas de amor que enviaba a la entonces novia Catalina, a la que llamaba Catita y fue su esposa, se lee “He visto una casita en el bulevar, monísima, con un jardín de lo más pintoresco. Allí vamos a hacer nuestro nido” Puede descontarse que el bulevar sería el Santafesino, actualmente Oroño.

En Buenos Aires su carrera será casi meteórica, con éxitos años tras años, siendo el primero de ellos en 1903 con “M’hijo el dotor”. En 1904 y 1905 seguirán “La Gringa” y “Barranca abajo” como las piezas más destacadas entre otras que llegan a una veintena de obras escritas en un período de ocho años. Como recuerdo de Rosario presentará “Canillita” y “La gente honesta” pero esta última con nuevo título “Los curdas” transformando el parque Independencia en Palermo y personajes rosarinos por porteños.

En 1907; 1908 y 1909 estrenará tres obras en Montevideo y después partirá a Europa con una representación cultural de la República del Uruguay. Se descuenta que cuando partió ya estaba enfermo. En Italia, su salud se agravó, padecía de tuberculosis diagnosticada por el Dr. Pompeo Saibene, médico rosarino que, con Santiago Devic, fueron las dos personas que estuvieron en Milán junto a su lecho a la hora de su muerte.

A modo de epílogo reproducimos unos renglones alternados de los versos que le dedicó su amigo Evaristo Carriego: “... Ingrato... ¿Te parece poco / que jamás volvamos a encontrar tus huellas? // ... ¡Irte a las estrellas! ¡Adiós, Canillita!

Ernesto Del Gesso

Friday, October 05, 2007

FAUSTO

Fausto
Fue persona de existencia real, personaje de Goethe y
motivación para el poema de Estanislao del Campo.

El objetivo principal de esta nota es recordar el poema de Estanislao del Campo y con ello homenajear al poeta gauchesco. Pero el título principal de la obra, por cuanto tiene una opción, obliga a retrotraerse a los orígenes del Fausto que fuera trasmitido por Goethe a las generaciones de la era contemporánea por el halo poético y filosófico que caracteriza su obra de ficción.

No cabe duda de la ficción de Goethe, pero debe destacarse, por cuanto su personaje endemoniado, está tomado de una persona real, de apellido Fausto, del que se discute si su nombre de pila era Jorge o Juan, pero su existencia es reconocida en Alemania por personas de su época —fines del siglo XV y mediados del XVI— como hechicero, mago, alquimista, en resumen, audaz aventurero, que se decía capaz de los milagros de Cristo y según se creía —o había hecho creer— que había pactado con el diablo. Sus historias tomaron magnitud de leyenda cuando murió en 1540, porque cayó boca abajo.

Sobre la vida de este embaucador circuló una historia anónima recopilada por J. Spiess en 1587 y al año siguiente apareció “La Trágica historia del Dr. Fausto” del célebre Christopher Marlowe. A partir de entonces fue motivación de varios autores entre ellos Goethe, que marcó un antes y después, o sea la burda historia pasó a ser una magistral obra del arte poético. El tema fue retomado con diferentes objetivos por autores de la talla de Heinrich Heine; Paúl Valery y el Nobel de Literatura, Thomas Mann. .

Johann Wolfgang von Goethe (1749+1832) terminó la segunda parte de su Fausto en 1831. Utilizó la leyenda de las andanzas del maldito individuo, en parte, para plantear a nivel filosófico la relación de los hombres con Dios y, además, desarrollar un drama, el del personaje Margarita, que se sabe lo tenía elaborado desde mucho tiempo atrás, adaptándolo a la pretensión de Fausto por su amor.

Fausto rechazó del diablo —Mefistófeles— los ofrecimientos de riqueza y poder que le ofrecía, porque lo único que deseaba era juventud y vigor para enamorar a Margarita y por ello le entregará su alma. Esta relación de personajes en la que juega el pacto con el diablo por parte de uno de ellos, es lo que ha identificado a Fausto con Goethe, idea que ha sido llevada a la música y a la ópera.

Una de las distintas formas de recrear este Fausto, se manifestó en Buenos Aires con la representación de la ópera de ese nombre del compositor francés Charles Gounod (1819+1893) realizada en el viejo teatro Colón, frente a la Plaza de Mayo, el 24 de agosto de 1866. A esta escenificación concurrió Estanislao del Campo y se inspiró para su exitosa poesía que escribió en breve tiempo. En efecto, la primera publicación en el periódico “Correo del domingo” fue el 30 de setiembre del mismo año.

Este poema, a pesar del título principal Fausto no es una nueva versión del fondo argumental de Goethe, lo que queda mejor explicado en el título opcional con la clásica “o” Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta ópera. Es una obra típicamente gauchesca y se encuadrado en la literaria de la poesía de este género del siglo XIX, que a principios del mismo, deja el anonimato a través de Bartolomé Hidalgo (1788+1822), continúa con Hilario Ascasubi (1807+1875) y Estanislao del Campo (1834+1880) y se remata en José Hernández (1834+1896).

Romualdo Gregorio Estanislao del Campo nació en Buenos Aires y fue comerciante, militar —actuó en Cepeda y Pavón— político y periodista y su fama literaria sólo trascendió por el poema que tratamos. El nombre de Anastasio el Pollo dado al gaucho que relata sus impresiones, es un reconocimiento de considerarse discípulo de su amigo Hilario Ascasubi que usaba el seudónimo de Aniceto el Gallo.

El argumento del poema es el relato que este gaucho hace, en términos gauchescos, a su cuñado, aparcero de nombre Laguna, de la experiencia vivida en la representación de la ópera Fausto, tanto de los problemas para ingresar al teatro, como la pérdida del facón y la subida de ciento un escalón con interesante reflexión social, como de lo interpretado de la ópera, que creyó ser un espectáculo de magia y quedó dolorido por el destino de Margarita. Todo lo visto lo dejó por cuatro o cinco días “Ataco de la cabeza”.

Fin para Viarosario. Ernesto Del Gesso para Viarosario.

Para Minutasliterarias, sigue:
Para concluir, estrofas de las descripciones más pintorescas sobre el Dr. Fausto, el diablo y la hermosura de Margarita, que tanto pesar le causó.

¡Viera el Diablo! Uñas de gato.
Flacón, un sable largote,
gorro con pluma, capote,
y una barba de chivato.

Medias hasta las berija,
con cada ojo como un charco,
y cada ceja era un arco
para correr la sortija.
· · ·
“Aquí estoy a su mandao,
cuente con un servidor”.
Le dijo el Diablo al dotor,
que estaba medio asonsao.
· · ·
¡Ah, don Laguna! ¡Si viera
qué rubia!... Créamelo:
Creí que estaba viendo yo
alguna virgen de cera.


Vestido azul, medio alzao,
se apareció la muchacha:
Pelo de oro como hilacha
de choclo recién cortao.

Bibliografía reducida.
Estanislao del Campo “Fausto” Bs.As., Tor, 1945. / Gonzalez Porto – Bompiani. “Diccionario Literario” Barcelona, Montaner y Simon, 1960. / Cosmelli Ibáñez, J.L. “Historia cultural de los argentinos”Bs.As.,Troquel, 1975.
Selección y composición: Ernesto Del Gesso.

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Wednesday, June 27, 2007

Elegía de Amado Nervo.

La elegía es una composición poética que expresa dolor por la muerte. Una perfecta expresión elegiaca es “La amada inmóvil” del poeta mexicano Amado Nervo. Esta obra resultó ser la que mantuvo el nombre del poeta más allá de los círculos literarios. Sin embargo, la misma, a pesar de ser muy acorde al género, no es donde se hallarán sus versos más brillantes. Éstos, se podrán hallar en muchos de su producción anterior —que sería muy largo enumerar— por los que se encuentra entre los mas destacados literatos de América Hispana. Sus obras completas reúnen 30 volúmenes. Pero no sólo escribió en verso, sino que también lo hizo en prosa, aún cuando no con el nivel alcanzado en la poesía.

Su verdadero nombre fue Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, Amado era el de su padre. Nació el poeta en Tepic, capital del estado de Nayarit, sobre el Pacífico, el 27 de agosto de 1870. En su juventud fue seminarista sin llegar a ordenarse sacerdote. Comenzó siendo periodista y publicaba sus primeros escritos en diferentes diarios. Su primer libro fue una novela corta “El Bachiller” que más tarde reeditaría en Francia bajo el título de “Orígenes”. También incursionó en el ensayo, siendo una de sus obras de este género, “Juana de Abaje” sobre Sor Juana Inés de la Cruz, monja jerónima y célebre escritora mexicana del siglo XVII. No faltó una obra de teatro. Sus primeros versos en “Perlas Negras” (1898), “Poemas” (1901) y “Jardines…” de 1905.

Su desarrollo literario evolucionó del simbolismo francés (Rimbaud, Mallarmé) representado en sus primeros poemas hacia el modernismo americano. En esta etapa brillante se encuentra influenciado por Gutiérrez de Nájara, destacado literario de la corriente modernista mexicana. La influencia modernista se ampliará en su viaje a Europa entre 1900 y 1902 al tomar contacto con lo más destacado de las letras del momento en París y Madrid y en especial con Rubén Darío de quién será su amigo. También con Leopoldo Lugones. Luego entrará en una última etapa casi mística, donde está presente el misterio, muy mentado en sus versos en su versión poética de arcano. La elegía de nuestro tema se encuadra en este contexto.

El poeta se destaca también en su actividad política como diplomático. En París, cumpliendo estas funciones, conoció a Ana Cecilia Luisa Daillez por quien comienza a escribir “La amada inmóvil” al mes de su muerte después de diez años de compartir sus vida.. La edición de esta elegía fue póstuma, se realizó en 1922. Nervo había muerto el 24 de mayo de 1919 en Montevideo en el Parque Hotel a los 48 años mientras se desempeñaba como plenipotenciario en Uruguay y Argentina. Fue trasladado a su país donde fue sepultado en La Rotonda de los Hombres Ilustres. .

“La amada inmóvil” es en cierto aspecto una composición mixta escrita en prosa y verso. Algunos críticos consideran a la primera aparte como un largo prólogo en el que autor historia la razón de sus versos. Sus páginas trasuntan el dolor con que fueron escritas. Nada mejor para comprobarlo que reproducir algunos párrafos:

“Creí que “Serenidad” sería mi último libro de versos, y así lo afirmé a un amigo. Esta afirmación me perdió, porque la vida no gusta de que le tracen caminos, y el arcano burla los propósitos de los hombres. He vuelto, pues, a componer poemas. Un nuevo dolor, el más formidable de mi vida, los ha dictado, y sollozo a sollozo, lágrima a lágrima, formaron al fin el collar de obsidiana de estas rimas, ............................................................................................."

En este otro párrafo se resume la historia de los felices días de amor vividos con su amada: “Va a hacer un mes que, a las doce y cuarto del día, se extinguió blandamente Ana Cecilia Luisa Daillez, mujer excepcional por su gracia, su bondad y la persistencia extraordinaria de su ternura, a quién conocí en París en una noche en que mi alma estaba muy sola y muy triste, la noche del 31 de agosto de 1901, y con quién viví desde entonces en la más cordial y noble de las compañías hasta el 7 de enero de 1912, en que murió en mis brazos ..............................”

Termina la parte en prosa con un mensaje a los lectores:
”Sólo me queda ahora por decir a mi Ana lo que pensé al besar su frente (tan fría que hasta los cabellos estaban helados) en el momento supremo en que iban a cerrar su ataúd: —Gracias, idolatrada mía, del fondo de mis entrañas, por los diez años de amor que me diste. ¡Que Dios te bendiga! Y tu, lector, si crees en las promesas de Jesús y has llegado hasta estas líneas, ruega por Ana Cecilia Luisa Daillez, para quien amorosamente escribo este libro.¡Ora por ella y que Dios te bendiga también!”

Este prólogo esta datado en Madrid en el mes de febrero de 1912, año de mayor producción de la obra, pero hay versos de años posteriores inmediatos y otros de 1917 y 1918. Las rimas elegíacas están reunidas en diez grupos que constan de cinco a doce títulos. Cada grupo está precedido por “Pensamientos afines”, serie de frases o máximas de conocidos autores, alusivas a la muerte y sufrimientos por esta desgracia, siendo la mayoría en idioma francés.. De los títulos de las poesías he tomado “Impotencia” fechada el 16 de noviembre de 1912, como muy representativa de las demás y del propio género literario con la que concluimos el blog.

Impotencia

Señor, piedad de mi porque no puedo
consolarme... lo intento, mas en vano.
Me sometí a tu ley porque eres fuerte:
¡El fuerte de los fuertes!... Pero acaso
es mi resignación sólo impotencia
de vencer a la Muerte, cuyo ácido
ósculo corrosivo,
royendo el corazón que amó tanto,
royó también mi voluntad de acero...
¡La muerte era titánica; yo, átomo!

¡Señor, no puedo resignarme, no!
¡Si te digo que ya estoy resignado,
y si murmuro fiat voluntas tua, miento, y mentir a Dios es insensato!

¡Ten piedad de mi absurda rebeldía!
¡Que te venza, Señor, mi viril llanto!
¡Que conculque tu ley tu piedad misma!...
Y revive a mi muerta como a Lázaro,
o vuélveme fantasma como a ella,
para entrar por las puertas del Arcano
y buscar en el mundo de las sombras
El deleite invisible de sus brazos.
Fin

Notas:
Fiat voluntas tua. Locución latina: “hágase tu voluntad”, consentimiento resignado.
—De los fragmentos de la introducción y la rima se ha mantenido fielmente el texto y forma de presentación de los versos de la edición de Espasa-Calpe citada en la bibliografía.
—Esta edición no hace mención de compilador ni prologuista, posiblemente por tratarse de un espolio, derecho residual de la Iglesia por bienes adquiridos con sus rentas, a la muerte ab instestato (sin testamento) del poseedor.

Bibliografía:

Nervo, Amado.“La Amada Inmóvil” Espasa-Calpe, Colección Austral, Bs. As., 4ta. Ed. 1942.
González Porto–Bompiani. “Diccionario de Autores” T. II. Barc., Montaner y Simon, 1963.
Prapolini, Santiago. “Historia Universal de la Literatura” T. XII. Bs.As. Uthea Arg. 1957.
Anderson Imbert, Enrique. “Historia de la literatura hispanoamericana” Méx., FCE, 1979.






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Tuesday, June 05, 2007

Setenta balcones y...

Baldomero Eugenio Otto Fernández Moreno nació en Buenos Aires en 1886 y falleció en la misma ciudad en 1950. Hijo de comerciantes españoles pasó parte de su infancia en Santander. En Buenos Aires se doctoró en medicina y trabajó como médico rural en Chascomús y otros pueblos. En 1919 se casó con Carmen López Osorio la “Negrita” de sus poemas.

Su primer libro “Las iniciales del misal” fue elogiado por Borges que calificó al autor de revolucionario porque había mirado a su alrededor. Crea el sencillismo. Tendrá entre sus temas el ámbito de su vida real, la ciudad, el pueblo, el campo y el hogar.

Era un retorno a un puro romanticismo, pero aún más, era una audacia para una época que el mundo y los poetas estaban atentos a la luminosidad y la pompa, lo muy conocido, lo que más cerca se hallaba del hombre se dejaba de lado, esto fue lo que Baldomero Fernández Moreno poetizó. Muchos de sus versos fueron escritos en los cafés, y en quizás en alguno de ellos, en 1917, escribió: “Setenta balcones y ninguna flor”

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor...
A sus habitantes Señor, que les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta lleno de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán al ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...
Setenta balcones y ninguna flor.

Bibliografía:
Benedetti, Mario. En Selección y Prólogo de “Elegía de Alondra” - Poemas inéditos de Baldomero Fernández Moreno. Bs.As., Seix Barral, 1998.
Becco, H.J. e Iturralde, N.D. en Selección, introducción...de “Obra poética” de Baldomero Fernández Moreno – Antología. Bs. As., Huemul, 1969.
Carilla, Emilio. “Genio y figura de Baldomero Fernández Moreno” Bs.As., Eudeba, 1973.
Selección y composición: Ernesto Del Gesso.