Friday, May 11, 2007

Bécquer: Ésas... ¡no volverán!

Entre los muchos hombres de letras que ha brindado España a la literatura universal Gustavo Adolfo Bécquer ocupa un lugar entre los escritores de las postrimerías del romanticismo y como claro exponente del intimismo. Nació este poeta en Sevilla en 1836, hijo de un pintor que cambió su apellido español por el foráneo de Becker que quedó en Bécquer. Con uno de los ocho hermanos —Valeriano— que fue pintor y autor de uno de los retratos más conocidos de Gustavo Adolfo, tuvo plena fraternidad hasta la muerte de ambos, casi simultánea.

Cuando Bécquer murió era desconocido más allá de algún círculo literario y como fue común entre los artistas románticos, se fue a la tumba triste y enfermo. Triste, porque hacía tres meses había fallecido Valeriano, sostén espiritual de su difícil equilibrio emocional, máxime en un momento que parecía haber alcanzado un estado de felicidad. Se había reconciliado con su esposa y se había reunido con su hermano en Toledo para ambos trabajar en una revista en la que habían sido contratados.

Preparó sus obras completas en las que repetía de memoria sus perdidas rimas originales en un intento de edición frustrada. Pero estaba enfermo de tuberculosis desde varios años atrás, pero no se sabe con certeza si murió de este mal o una derivación del mismo. Fue el 22 de diciembre del año 1870 en Madrid. Muchos años después, en el período modernista de fines del siglo y principios del XX, fue reconocido su talento poético.

No sólo en poesía fue su obra, en prosa ofreció “Ensayos”; “Leyendas”; “Cartas literarias a una mujer” en la que expresa sus teorías sobre la poesía y el amor. “Cartas desde mi celda”, celda de convento, que son narraciones paisajistas y unos escritos breves que en sus obras completas, edición póstuma de sus amigos, se agrupan como “Esbozos” que según algunos autores, ”Las hojas secas” escrito poco tiempo antes de morir, sería un presagio. El tema, un diálogo de hojarascas, y su relación con lo humano es tétrico, en verdad se vive la muerte.

Pero su fama está ganada con las rimas, poesías breves de exquisita sencillez. Las rimas numeradas son ochenta y ocho más cinco con título. En los índices de las ediciones las individualizan con números romanos y las titulan con el primer verso. Sus temas son la poesía misma y principalmente el amor en todas sus facetas, desde la felicidad que brinda permitiendo expresarse con dulzura y destacar la belleza, como esta 2da. estrofa, fragmento de la XIII, “Tu pupila es azul, y cuando ríes”

Tu pupila es azul y cuando lloras
Las transparentes lágrimas en ella
Se me figuran gotas de rocío
Sobre una violeta.

Pasando por el dolor y la desilusión, que se expresa en la XXXVIII de sólo cuatro versos:

Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿Sabes tú donde va?

Y luego la soledad, expresada en la1ra y 2da. estrofa de LIII, aquella de...

Volverán las oscuras golondrinas
En tu balcón sus nidos a colgar,
Y otra vez con el ala a tus cristales
Jugando llamarán;

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha al contemplar,
Aquellas que aprendieron nuestros nombres
Ésas... ¡no volverán!
....................... o ......................

Fin
Bibliografía:
Bécquer, Gustavo Adolfo. “Obras completas” Bs.As., Anaconda, 1950.
“Rimas y poemas” Barcelona, Edicomunicación, 1994.
Gran Espasa Ilustrado. Diccionario Enciclopédico. Madrid, Espasa Calpe, 1998.
Cárdena, Eduardo. 20.000 Biografías Breves. Hanover, Pennsylvania, USA, 1963.
Selección y composición: Ernesto Del Gesso.

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